lunes, 29 de octubre de 2012

Egoísmos

El hombre es naturalmente egoísta  Enséñele la foto de un grupo numeroso en la que él hace presencia y lo primero que hará será buscarse a sí mismo. El egoísmo es voluntad y el hombre, al decir de Schopenhauer, es voluntad pura.

No creo en las teorías antirreligiosas de Ayn Rand, me parecen sesgadas y sin la menor comprensión de la esencia del mensaje cristiano. Lo mismo ocurría con Bertrand Russell, ensimismado en las alegorías del Antiguo Testamento y ciego a las enseñanzas básicas del cristianismo. Sin embargo, hay elementos de las afirmaciones de Rand que comparto, básicamente sobre la legitimidad del egoísmo humano y sus implicancias en la independencia individual.

Mal se haría en ser feliz con el permiso de la Policía, tal como lo sugería Martín Adán (feliz con el permiso del guardián del manicomio donde eligió exiliarse) y mal se haría en someterse a criterios ajenos de felicidad o comfort. Cada quien elige su senda y su derrotero. Seguir la senda de la ventura dispuesta por otros es absurdo, como lo es el Estado omnisciente que pretende que seamos felices según sus pautas.

De allí la validez del individualismo como norma y la necesidad de entender que la célula básica de la sociedad es el individuo y que por encima de la soberanía estatal está la soberanía del individuo. En principio, esa es la base del pensamiento liberal.

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