lunes, 5 de noviembre de 2012

Fábrica de literatura

El desaliento ganaba entre brumas de derrota. Estaba dispuesto a no escribir un verso más, ni un párrafo de narrativa más, ninguna línea más porque reparé que para el éxito literario cuenta el azar más que el talento y que muchos son los grandes escritores que viven entre nieblas, cosechando silencios en el anonimato.



No tenía planeado viajar, pero una obligación me llevó a Ica. Me tocó elegir el lugar y la fecha sin más artilugio que el azar. Elegí Ica, pero curiosamente la fecha la dispuse arbitrariamente, asumiendo que el primer sábado de noviembre era una buena opción. Lo que no sabía era que el 3 de noviembre era una fecha clave en Ica, se conmemora la muerte de un gran escritor iqueño y nacional, Abraham Valdelomar. Y fue el azar (aunque creo más en el rigor de una inteligencia detrás de los acontecimientos) lo que me llevó un 3 de noviembre del 2012 a la Biblioteca Abraham Valdelomar, precisamente, para hacer aquello a lo que había ido a aquella ciudad y fue el azar o más lo que me llevó en aquella fecha a aquella ciudad, donde ese mismo día (y sin merecérmelo desde luego), un gran pintor iqueño (Percy Gavilán), con tinta de huarango pintó obsequiosamente y para mí un retrato en tinta de huarango de Abraham Valdelomar (que esta semana, enmarcado, ocupa un muro de mi biblioteca personal y que adorna este post).

Tanta señas y esa convergencia de símbolos en torno a aquel magnífico escritor iqueño me parecía una suma de eventos, dispuestos uno tras otro, destinados a convencerme sobre la validez de escribir, sobre la ruta correcta y mi destino de escritor. En Ica, por cierto, me recibieron muchos poetas jóvenes. Alguno de ellos dispusieron de su mejor lección, comprendí que el ego es irrelevante en la poesía, que no debo aguardar premios ni guardar apetitos de gloria o éxito, que la literatura es placer el proceso y que el escritor debe producir, producir, producir literatura sin perseguir la gloria. El escritor, simplemente debe ser una fábrica de obras, sin calcular el futuro o el impacto de su producto o el designio intrascendente de su propio nombre. De eso se trata todo. Los laureles para los tallarines, decía el gran Luis Hernández.

Valdelomar me llevó a Ica, de alguna manera, sin que yo me lo propusiera y hoy en sus ojos que me atisban desde un cuadro (que halló un lugar privilegiado en mi biblioteca) percibo mi genuina función, la del creador que fabrica hoy sin atisbar el futuro, el asceta que suma delirios en versos y tramas sin aguardar premios ni gloria, el creador dispuesto a sumar y sumar obras, libros, letras sin más objeto que producirlos aunque el destino me corone de olvidos y densos silencios.

PS. Me pregunto si Alberto Benavides Ganoza (quien creó la Biblioteca Abraham Valdelomar - en la misma Huacachina- y ayuda a los jóvenes poetas y ha dinamizado la cultura en Ica) es consciente de su descomunal aporte a la cultura iqueña y el significado trascendente de su iniciativa. No solo es poeta e intelectual, ha creado una fuente de vida cultural que impresiona. El Perú requiere de un Benavides por cada región.

PS 2: Por cierto, bienvenida sea cualquier antología de escritores que asuma que el Perú no se agota en Lima y que escritores de fuste y talento los hay entre los desiertos, los cañaverales, los ríos amazónicos y las cordilleras bravías. Sin antologías descentralizadas solo hay antologías limeñas. No más que eso.

2 comentarios:

  1. Es importante la expresiòn dejada en el dibujo ,en especial aquella que se plasma con la làgrina del huarango (Tinta de Huarango)en tonalidades sepias en la imagen literaria de Abraham Valdelomar Pinto, pero que aquello no puede resarcir el olvido de las instituciones culturales que dinamizan la actividad cultural en Ica de las dos casas,una es la casa donde naciò el literato iqueño (Calle Arequipa)actualmente en escombros y la otra de la Calle Dos de Mayo actualmente derruida ,con una Ley vigente (25041 del 14 de Junio 1989)en la que se crea "La Casa de la ciencia y la Cultura Abraham Valdelomar"ambas olvidadas por la desidia de las instituciones de la cultura iqueña.

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  2. Absolutamente de acuerdo. Valdelomar merece las primeras atenciones, es un emblema cultural. Me adhiero a ese comentario

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